El gobierno nicaragüense expulsó de Nicaragua al delegado residente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Thomas Ess, cuya entidad humanitaria permitía a familiares conocer la situación de salud de decenas de opositores presos. ‘Es una demostración irrefutable de que el régimen tiene cero tolerancia con cualquier escrutinio internacional en materia de derechos humanos’, dijo HRW.
«El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) confirma que recibió una carta en la que el gobierno de Nicaragua notifica que decidió retirar el beneplácito a nuestro jefe de misión de Nicaragua«, detalló María Cristina Rivera, coordinadora de comunicaciones de la Cruz Roja para México y América Central.
Un retiro de beneplácito implica la salida del país del funcionario, quien ya ha abandonado Nicaragua.
La expulsión del delegado del CICR ocurre días después de una decisión similar tomada contra el representante del Vaticano en Managua, Waldemar Stanislaw Sommertag, «imponiéndole que dejara inmediatamente el país», hecho que la Santa Sede calificó de «grave».
Sucede también un día después de que el representante permanente de Nicaragua ante la OEA, Arturo McFields, tildara de «dictadura» al gobierno de Ortega y denunciara las malas condiciones carcelarias en las que se encuentran decenas de «presos políticos» en su país.