La cárcel de Santo Domingo de los Tsáchilas, en el centro norte de Ecuador, aún no se recupera del baño de sangre que vivió en la madrugada del lunes, cuando 44 presos fueron masacrados y asesinados en un enfrentamiento entre bandas rivales, mientras que otros 20 siguen fugados.
A última hora de este martes aún quedaban por identificar dos cadáveres de esta matanza, la última de una serie de sanguinarios motines entre bandas rivales que se disputan el control de las prisiones y que se han cobrado la vida de más de 400 reclusos desde 2020, 63 de ellos solo en este 2022.