En la Sala Luis Buñuel del Colegio de España en París, Pamela Garrido una reconocida empresaria de minería de Chile recibió un reconocimiento por su vida y obra en el marco del V Foro Internacional Mujer Mariposa.
En Chile y especialmente en el norte, a principio de los noventa, una mujer rompió con el estereotipo del empresario proveedor de la minería, su localización geográfica, el producto y servicio ofrecido, el nivel de inversión realizado, en definitiva incubar y hacer crecer un negocio al servicio de la gran minería.
Se trata de Pamela Garrido Cisternas, fundadora y gerenta general de EMESER LTDA., quien ha cumplido más de 20 años desde que inició la aventura de montar por cuenta propia su empresa de apoyo a una industria tradicionalmente liderada por hombres.
Pamela Garrido, nacida en Santiago, a diferencia de sus padres, estudió una carrera y se tituló de Técnico en Comercio Exterior. Se casó a los 25 años y gracias a su diploma y su excelente nivel de inglés comenzó a conocer el año 1991 el mundo laboral en el sector de minería.
Trabajó como asistente de la gerencia de una empresa suministradora de repuestos para los camiones de extracción en Santiago, allí se familiarizó con los procesos de abastecimiento de la industria minera.
En 1994 asistió a la Feria de Expomin donde tuvo la oportunidad de tomar contacto con proveedores de repuestos para camiones mineros de Estados Unidos, quienes le ofrecieron representación en Chile.
Fue así, que con el apoyo incondicional de sus padres, en su propia habitación, con apenas un computador usado, camioneta prestada de su padre y a veces traslados en buses interurbanos, se lanzó con su empresa que llamó Comercial Garrido Ltda.
Visitaba las faenas mineras en Copiapó y retiraba los repuestos que llegaban al terminal internacional de Santiago y luego los distribuía a las bodegas de las compañías mineras de la capital. No fueron menores los esfuerzos por ganarse un espacio, mantenerse firme y perseverante a pesar de las miradas y del sarcasmo de algunos hombres quienes le “pisaban los zapatos para chequear que fueran de seguridad”.
Cuatro años después del lanzamiento de Comercial Garrido Ltda., esta emprendedora logró vincularse directamente con el fabricante de repuestos de camiones Komatsu en Estados Unidos y logró convencerlo para que visite Chile y conozca el potencial de crecimiento del sector minero.
Mientras mantenía este contacto, amplió sus visitas de la zona de Copiapó a la región de Antofagasta, incluso viajó por primera vez a Chuquicamata, con una camioneta arrendada sin saber realmente cómo llegar a la mina. Al quinto año, estaba cumpliendo con sus anhelos de hacer crecer su negocio, contaba con una oficina en un nuevo edificio en Santiago, una camioneta y como personal había contratado a una secretaria y un asistente.
Diseñó una estrategia de visitas a diferentes faenas mineras y elaboró una base de datos de clientes de necesidades de repuestos (tipos, marcas, frecuencia de uso) que sirvió para atraer la atención de los propios fabricantes quienes manifestaron su interés por instalarse en Chile con un galpón con stock.
Fue así como Pamela se trasladó el año 2000 junto a sus dos hijas a Iquique y en Zona Franca instaló la bodega donde se aprovisionó de un stock valorizado en US$600.000 en repuestos con claras ventajas de precio y oportunidad de entrega en Chile. Este traslado coincidió también con la ruptura de su matrimonio y le significó un “nuevo comienzo” para ella y sus hijas pequeñas de 6 y 4 años, sus “princesas”.
El mismo año 2000, la invitaron a participar en la Exposición Minera de Las Vegas en EE. UU., donde fue la única mujer chilena del rubro. El fabricante con el que estaba asociada le ofreció un entrenamiento en sus instalaciones principales.
Durante ese mismo año, también, la Minera Escondida la invitó a participar en un Proyecto CORFO del Futuro Parque Industrial en el Sector La Negra de Antofagasta. A pesar de que muchos la desalentaron, Pamela prefirió invertir allí, en una propiedad industrial de 11.000 mts2.
Junto con 24 otros empresarios se arriesgaron pagando al contado a Bienes Nacionales el precio del terreno y obtuvo el 2004 la aprobación de CORFO Antofagasta para financiar la construcción de una maestranza para prestar servicios de reparación e instalación de piezas.