Emmanuel Macron ha rechazado de manera tajante, este jueves, la posibilidad de dimitir, como consecuencia de la grave crisis política que vive Francia, y ha dicho que piensa completar su mandato de cinco años, que expira en la primavera del 2027.
El presidente francés ha centrado sus críticas más feroces contra el partido de Marine Le Pen, el Reagrupamiento Nacional, porque “han escogido el desorden” dentro de una estrategia muy clara para que ella llegue cuanto antes al Elíseo.
En una alocución televisada de unos diez minutos, Macron ha sido muy duro con la izquierda y con la extrema derecha por haber votado la moción de censura contra el Gobierno de Michel Barnier. Dijo que ha formado “un frente antirrepublicano”, uno de los mayores reproches que pueden hacerse en Francia.
“El único calendario que me importa no es el de las ambiciones, es el de nuestra nación -aseguró con la solemnidad algo teatral que le caracteriza-. Tenemos delante de nosotros 30 meses hasta el término del mandato que ustedes me confiaron, para que el Gobierno pueda actuar”.
Macron ha anunciado que nombrará un nuevo primer ministro en los próximos días, y que la prioridad será elaborar un presupuesto, aunque admitió que, de manera provisional, deberá aprobarse una ley especial que aplicará el presupuesto del 2024 hasta que el Parlamento pueda aprobar un nuevo texto para el año que viene. Según se ha filtrado desde el palacio presidencial, hay ya divergencias entre las propias filas macronistas sobre la persona adecuada para el cargo. Parecía que el ministro de Defensa, Sébastien Lecornu, era el favorito, pero entre sus correligionarios suscita resistencias.
Por primera vez Macron hizo algo de autocrítica indirecta de su decisión de adelantar las elecciones legislativas, en junio pasado. Reconoció que muchos han discrepado y aceptó la responsabilidad. Pero también puso en valor el hecho de haber dado la voz al pueblo. El presidente insistió en que la oposición pensaba de todos modos tumbar al Gobierno en otoño.