Buenos Aires (EFE).- Los ministros de Exteriores de los países de la Celac y la Unión Europea (UE) iniciaron este jueves un cónclave en Buenos Aires para abordar sus retos comunes, en un momento signado por la guerra de Ucrania y la desigualdad social que la pandemia de covid-19 dejó al descubierto.
«Allá en el norte se disparan misiles, pero en el sur pasamos hambre. Allá en el norte se disputan el gas, pero acá en el sur nos falta la energía para poder desarrollarnos», expresó el mandatario argentino, Alberto Fernández, al inaugurar la reunión, en su calidad de presidente anual de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac).
La desigualdad, un mal para Latinoamérica
En el encuentro de cancilleres de ambos bloques, que aglutinan 60 países, Fernández se mostró tajante al afirmar que América Latina y el Caribe es «el continente más desigual del mundo», algo que la pandemia dejó patente con hechos como el desarrollo de las vacunas.
«Tenemos que pensar, para poder trabajar juntos, que vivimos realidades muy distintas, y, la verdad, nosotros percibimos un estado de injusticia muy grande en América Latina y no podemos estar en paz con nuestras conciencias mientras esa desigualdad exista», sentenció el presidente argentino.
A su juicio, Europa «claramente» tiene que ayudar a la región latinoamericana a poder conseguir el desarrollo, ya que si no se entiende el lugar desde el que se parte, «todo encuentro será una quimera» e «inútil».
«Si Argentina y América Latina tiene que tener un socio, ese socio se llama Europa. Soy el primer promotor de esa idea, pero necesitamos que entiendan lo que está viviendo América Latina», remarcó.
Una brecha para cerrar
En su largo discurso, Fernández también hizo hincapié en «la brecha entre los dos mundos» en el ámbito climático, al ser los países latinoamericanos los que «menos» hicieron por dañar el planeta y sin embargo, por ejemplo, el Caribe ve los efectos climáticos a diario y el «mundo central da la espalda».
Fotografía cedida por presidencia de Argentina que muestra un plano general de la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) hoy, en Buenos Aires (Argentina). EFE/Presidencia De Argentina
Fotografía cedida por presidencia de Argentina que muestra un plano general de la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) hoy, en Buenos Aires (Argentina). EFE/Presidencia De Argentina
Y llamó a valorar la «riqueza» del conocimiento, la educación, la ciencia y tecnología, donde América Latina «tiene que hacerse fuerte»: «No estamos condenados a ser la economía primaria a la que nos quieren condenar. Estamos obligados a industrializar nuestra producción primaria, agregarle valor para aumentar trabajo. Estamos en un tiempo donde el trabajo es central para el desarrollo».
«Tenemos una gran oportunidad, tenemos en América Latina los recursos que Europa está necesitando: necesitamos de Europa la tecnología, investigación, ciencia que hacen falta para poder aprovechar mejor nuestros recursos, tenemos una historia y pasado común, ingrato por momentos. Pasaron muchos años, es hora de que una vez por todas unamos fuerzas y no caigamos otra vez en los mundos de discursos únicos», subrayó.
La visión Europea
A su turno, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, invitó a poner énfasis en las tareas por delante tras la pandemia, «que ha provocado enormes turbulencias» en términos de fallecidos, escuelas cerradas y crecimiento económico perdido.
«Desgraciadamente, América Latina y el Caribe es una de las regiones mas afectadas», lamentó.
Y destacó el «golpe devastador» que ha supuesto la invasión rusa de Ucrania, tanto la crisis humanitaria, como alimentaria y energética, que se van a sentir «en todos los rincones del planeta», con la desaceleración del crecimiento y las altas inflaciones que ya se están dando.
Sociedades democráticas e inclusivas que agregó «se están viendo amenazadas», agregó, y nombró también el problema de la emergencia climática.
El político español llamó a trabajar en cuatro líneas: intensificar el diálogo político al más alto nivel; modernizar y culminar la red de acuerdos comerciales y asociación que ya existen -La UE es el primer inversor en la región-; buscar alianzas en la revolución digital, en el desarrollo económico y contra desigualdad y el cambio climático y colaborar en la promoción de la paz, la democracia y derechos humanos.
«Por desgracia, el panorama hay que describirlo como es. Y para hacerle frente creo que debemos coordinarlos y apoyarnos mutuamente. Porque juntos seremos más capaces de hacer frente a los problemas que tenemos», indicó.